El Vampiro de Zavaleta


Nadie se imagina que en San Cristóbal de las Casas, a un costado de la carretera con destino a Comitán, se oculta un castillo abandonado que desentona con su alrededor. El mismo fue construido cerca de 1978 por su dueño, sin ayuda de arquitectos, según dice la leyenda. El señor era el Lic. Jorge Juan Zavaleta. Una figura enigmática de San Cristóbal, un misterio para sus vecinos/as.
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Los/as pocos que le conocian narran que tenia gusto por lo gotico, que siempre vestia de negro y rara vez se lo veia afuera. En vida, el senior Zavaleta fue un misterio de las sombras. La fama llegaría post mortem a modo de trascendencia. Los/as poblanos/as comentaban que Zavaleta era un vampiro, y solo esperaban un milagro para reavivar el fuego dormido. El vampiro fue enterrado en una tumba réplica de su castillo que se destaca entre todas las tumbas. Una réplica exacta, blanca y roja como la sangre. Fue enterrado por cuatro personas enteramente vestidas de negro, quienes narran que, al enterrarlo, sobre el colgaba un cuadro del Sagrado Corazon de Jesus. Al mismo le brotaron lágrimas de sangre de los ojos. El miedo les recorrió el cuerpo y ellos pasaron la voz.
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Tiempo después, dieron la orden de abrir su tumba para buscar ciertas pertenencias que, según los rumores, habían sido enterradas junto con Zavaleta conforme a su pedido. Al abrir el cajón, se dieron cuenta que estaba vacío. La leyenda se hacía realidad. El pueblo entero recibió la noticia y al fin “El Vampiro de Zavaleta” se imprimió en la historia. Durante varios meses, en las zonas aledañas al cementerio y al castillo las personas dejaron de salir a la calle luego de las 18 hs por el temor que tenían a encontrarse con el famoso vampiro que en vida habían ignorado. Hoy, tanto el castillo como la tumba se encuentran vandalizados pero se conservan en buen estado y conservan el vivo color rojo a pesar del abandono, continúa el misterio. Nadie sabe nada de la vida de Zavaleta, no hay información en la web, las y los poblanos no dicen conocerlo. Pero todos/as saben del vampiro, todos/as, en el fondo, temen su presencia. Los/as vecinos alertan a la policía cada vez que alguien intenta entrar al castillo abandonado, no quieren enfurecer al Vampiro omnipresente.
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